Aquí, entre el olor a grasa y el calor del acero trabajado, la historia de una familia y su compromiso con la manufactura se ha forjado generación tras generación.
Desde sus inicios con un torno manual en casa, Andrés García, fundador de Cerratap, comprendió que vestir bien en el taller no es solo apariencia: es seguridad y comodidad.

“La ropa adecuada hace la diferencia entre un trabajo seguro y uno lleno de riesgos.”
Su hijo César creció entre máquinas, grasa y acero. Hoy, lidera la modernización del taller familiar con nuevas tecnologías, pero mantiene firme lo que su padre le enseñó: el respeto por el uniforme.

“Pasamos de un torno manual a máquinas CNC, pero la exigencia en la ropa sigue siendo la misma.”
La familia García confía en Dickies para vestir su día a día. Por su resistencia, funcionalidad y legado, la marca se ha convertido en parte del taller. La ropa de calidad no solo protege contra los peligros del taller, sino que brinda la seguridad necesaria para desempeñar el oficio con confianza.


En Cerratap, el uniforme es más que ropa: es símbolo de compromiso, evolución y orgullo. El trabajo bien hecho comienza desde cómo se viste. Dickies, con su legado de calidad e innovación, se ha convertido en parte de esa historia, vistiendo a quienes, como los García, construyen el futuro con sus propias manos.